Samuel Estrada
Ahora que la liga mexicana descansó y mi fin de semana estuvo –por decirlo de alguna forma- relajado, no pude aguantar más, mis ojos pedían futbol y me di a la tarea de dar un paseo por las instalaciones del Deportivo Toluca en Metepec, para mi fortuna, pude observar el encuentro entre la selección mayor de los Potros de la Universidad Autónoma del Estado de México, -la que representará a la máxima casa de estudios del Estado en la próxima Universiada- visitando a un equipo “piloto” de los diablos rojos, donde sus integrantes aspiran a subir a la categoría sub - 17 o sub - 20.
Dicen que la vista es poderosa y lo pude comprobar; observando el partido que por cierto finalizó empatado a dos goles, tuve tiempo para pensar y analizar lo efímera que puede ser la ilusión de los jóvenes jugadores que buscan una oportunidad o mínimo ser vistos por algún entrenador de peso en la institución.
Lucían tan solos en la batalla, corrían con hambre de tener el balón, rompieron sus zapatos en el campo sedientos de ganar la partida y lo único que buscaban era gritar un gol.
Muchas cosas venían a mi mente, volteaba, buscaba y por más que lo hice no encontré a alguien que los estuviera observando, calificando y vislumbrando un posible crecimiento profesional y por qué no, algún talento inmerso en el anonimato. La ilusión está, la pude ver y olfatear.
Hoy quiero más que siempre que me lean, que su voz sea mi voz y viceversa, que exijan y que al unísono pidamos un mejor futbol mexicano que nace desde las fuerzas básicas y pido con gran ansiedad, que todo lo que las rodea deje de ser un espejismo.
La realidad es otra, jugadores van, jugadores vienen, filtros y filtros pasan y simplemente, no pasa nada. “Los filtros de la ilusión”, bautizados así porque sólo sirven para legitimar que el club está trabajando con sus fuerzas inferiores, para legitimar que está dando acceso a jóvenes que buscan una oportunidad, pero que en pleno viaje bajarán a sus “pilotos” estrepitosamente del avión.
Por otra parte y para cerrar esta columna, quiero dejar muy claro que ahora el futbol nacional y sus clubes ven viejos a jóvenes de veintiuno y veintidós años de edad; argumentan que hay jugadores más chicos, de diecinueve o veinte. La pregunta que taladra mi cabeza y golpea mi pensamiento es: ¿Y el talento?
Si algo pudiera pedir, sería mayor seriedad de parte de los directores de fuerzas básicas, que valoren el cargo que tienen, que vayan al campo, que se quemen las pestañas y observen que hay mucha tela de donde cortar, que miren el hambre que tienen muchos chicos, hambre de triunfar. No me dejará mentir el señor Jesús Vallejo, director de fuerzas básicas del Deportivo Toluca.
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