Samuel Estrada
Veintidós futbolistas, dos bancas de suplentes, dos técnicos, dos instituciones, un estadio, una ciudad, un país, un continente; todos con los ojos puestos en un encuentro de futbol que pasará a la historia, un partido que ilusionó, emocionó e hizo vibrar a millones de personas en el mundo.
El fin de semana que terminó hace unas horas será inolvidable; el futbol moderno nos alcanzó, nos hipnotizó con su belleza, nos cautivó con la perfección en el terreno de juego, nos hizo sentir cerca de la majestuosidad de Wembley, nos hizo pensar que el juego limpio, nato y en conjunto no se ha perdido.
Manchester United y Barcelona protagonizaron una página más de los libros de historia del futbol internacional, los catalanes por una lado mostraron al mundo un futbol sencillo de dos toques –máximo tres- con triangulaciones venenosas, y letales filtraciones de balón en busca de la gloria; demostraron que hoy en día son el mejor club a nivel mundial, -y para quien me lo refute, por lo menos de Europa- ¿o no?
En el otro frente, Manchester jugando en Wembley, equipo inglés en su país, con estadio a su favor pero con una actitud distinta, extraña e irreconocible en el césped. Las cosas no le salieron, Javier Hernández no tuvo un balón a modo para marcar, Rooney levantó la mano con una genialidad aunque no sirvió de mucho y su defensa admiró el juego del Barça.
Pedrito, Lionel y David, nombres de hombres que a base de trabajo, esfuerzo, dedicación, disciplina y ganas, perforaron la portería enemiga contribuyendo al título que les dio una orejona más.
Un verdadero equipo es como puedo llamarle a Barcelona, sin protagonismos, sin declaraciones causantes de polémicas, sin indisciplinas y todos con los pies bien sembrados en la tierra, con muestras claras de compañerismo dentro y fuera del campo. Simplemente lo mejor.
Un gesto dice más que miles de palabras, Puyol se quitó el Gafete de Capitán y se lo dio al francés Eric Abidal que hace un par de meses fue operado del hígado y que como gesto de hermandad y compañerismo levantó la copa en señal de esa doble victoria, triunfó ante tal enfermedad y el sábado en la final continental. Muchas anécdotas dejó este partido que sin duda nos mantuvo Hipnotizados por la Pelota y por dos horas Hipnotizados por el Televisor; mucho tendremos que contar a nuestros hijos y nietos en unos años.
Hoy es lunes, hay que despertar, trabajar y pensar que un día la Copa libertadores será tan grande como la UEFA Champions League, que un día los papeles se invertirán y que los ojos del mundo se centrarán en el continente americano, sin distinción de ubicación geográfica, sea norte, centro o sur. Que será el futbol el que nos una como continente, hay que hacer que gire la pelota a favor del balompié en América, SIN CORRUPCIÓN, ahora que tan de moda está. Nos leemos la siguiente semana.
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